Respondiendo a la ristra de sandeces que, en un comentario, me ha dejado
DarkDoom (que, como todos los cobardes pijiprogres, se oculta anónimamente bajo un seudónimo falso que no conduce a nada: ni a un blog, ni a un
site, ni a un email, por lo que ha perdido una inmejorable oportunidad de ser incluido en el
Club de Amigos y Enemigos del Filóloco -sección Enemigos-), le diré que los que se autodenominan "agnósticos" no son tales generalmente, pues un auténtico agnóstico no se mofa de las creencias o de las neuras de los demás, como yo no me mofo de la madre ni del padre del susodicho sujeto. Un auténtico agnóstico no se ríe de ellas, sino que no las comparte o las pone en duda. Tampoco un auténtico ateo, que, sencillamente, no cree, pero que no necesita ridiculizar a los que sí creen.
Esta casta -realmente parasitaria- de "agnósticos" y "ateos" que pululan por este apaleado país son sencillamente un grupo de posesos que realmente no saben que lo son ...Posesos de gilipollismo -quiero decir-, pero, sobre todo, posesos de revanchismo ante una guerra que los
inútiles de sus padres o de sus abuelos no supieron ganar.
Existe también un poblado número de autodenominados "agnósticos" y "ateos" españoles que han sido hijos de padres fachas -perdón, quiero decir
realmente fascistas- los cuales han querido "lavar" la mancha familiar pasándose al bando radicalmente contrario.
Y a este último tipo pertenecen la mayoría de los que he conocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario