No sé qué querencia tienen estos socialistas, estos Anticristines, por el jugueteo con todo lo satánico, pero todo esto me recuerda al inocente capricho de otro socialista -esta vez francés: François Mitterrand, perteneciente también a extrañas organizaciones secretas- de construir la horripilante pirámide del Louvre con 666 cristales triangulares.
Estos chalados que permitimos que nos gobiernen parecen que no tienen otra obsesión más que jugar al diablejo y que joder profundamente a los cristianos -especialmente en su modalidad católica.
Estos acomplejados que, aunque intentando convertirse en Dios de todos con una nueva moralidad impuesta a golpe de decreto no lo logran, parecen conformase con alcanzar la oprobiosa categoría de papel higiénico del Diablo.
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