Después de recitar continuamente, como una salmodia o un mantra, que "España es la octava potencia mundial" ("la octava impotencia mundial, digo yo) y que los bancos españoles son lo más guay del paraguay y chanchipiruli del mundo mundial, esta especie de Mr. Bean, sin gracia, que tenemos en la Presidencia se encuentra con un nuevo portazo en las narices de las auténticas potencias mundiales.
España no cuenta para nada. Pero con este Presidente al que han votado once millones de timoratos borregos, mucho menos.
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